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martes, 29 de noviembre de 2011

El luchador (Cindirella man)

Cuando la honestidad y la constancia dan sus frutos


Ron Howard ganador del Oscar (mejor director, “Una mente brillante”, 2001) dirige una película en la que los valores morales triunfan por sobre todo. Howard ha dirigido grandes films como “Apolo 13”, ganadora del Globo de oro al mejor director y “El Grinch” el famoso villano que se roba la navidad protagonizada por Jim Carrey, ganador del Globo de oro como mejor actor.
“El luchador” es una extraordinaria historia real de un boxeador que sufre en la depresión de 1930 en EE.UU. la falta de empleo y dinero. Sin embargo, luego de varios años de sobrevivir en la miseria junto a su familia, consigue una segunda oportunidad para competir por el título mundial de los pesos pesados. Con Russell Crow (mejor actor, “Gladiador”, 2000) como James Braddock y Renée Zellweger (mejor actriz de reparto, “Regreso a Cold Mountain”, 2003) como su esposa, el film emociona hasta las lagrimas.
 Si usted vio "En búsqueda de la felicidad" y recuerda aquella escena en donde Cris Gardner (Will Smith) en una situación desesperante duerme en el subterráneo junto a su hijo por no tener lugar donde hacerlo, seguramente sentirá lo mismo que sintió en esa película, por la manera en cómo actúa  James Braddock (Russel Crow) al ver que no tiene dinero ni para darle de comer a su familia. Ese amor y esa fuerza que solo un padre puede demostrar  cuando se trata de sus  hijos. Atrapante, reflexiva y real, así se puede catalogar a "El luchador". Seguramente luego de verla se preguntará: ¿Quién dijo que llevando los valores como estandarte no se puede triunfar?   
La película es una enseñanza para aquellos que bajan los brazos en los momentos malos. Para los que creen que no existen las segundas oportunidades. Para todos aquellos a los que la vida ha golpeado tanto que no se pueden levantar. Esta película les dará el aliento para ponerse de pie, levantar la guardia y luchar hasta el último round.  











domingo, 20 de noviembre de 2011

Pappo, el rockero que nunca murió


Hace poco se murió un amigo en La Plata porque lo pisó una bicicleta... ¡una bicicleta! Se dio un mal golpe y se murió. Así que es muy relativo el tema de la muerte. El otro día me caí de la moto en el Autódromo, a 160 km por hora, y no me hice nada. El rock y la velocidad son cosas peligrosas, pero ya lo tengo asumido y soy consciente de eso”. Pappo decía eso el 22 de octubre de 2003, asumiendo que su pasión por la velocidad era un juego peligroso. Han pasado seis años desde que la guitarra de Norberto “Pappo” Napolitano dejó de sonar. Fue la madrugada del 24 de febrero de 2005, cuando en la ruta 5 hacia la localidad de Luján las motos del grandioso guitarrista y su hijo se tocaron. Pappo tuvo  una muerte instantánea. Sus fans y amigos lo siguen llorando, pero “el Carpo” no murió, sólo se fue a tocar un rato con Jimi Hendrix y Albert King.

Robusto de pelo largo y enrulado, voz ronca castigada por tanto cigarrillo y alcohol. Panzón amante de las pastas y el asado. Sincero y frontal. Norberto “Pappo” Napolitano fue un hombre que no tuvo pelos en la lengua y que al morir dejó un gran vacio en el rock nacional. Desde pequeño, Pappo se acercó a la música gracias a su hermana que tocaba el piano. Sus primeros ídolos fueron Beethoven y Mozart. Luego de varios años se enamoró del rock and roll de la mano de Little Richard. Sin embargo, necesitó pasar por varias bandas como  Los Abuelos de la Nada y Los Gatos, para alcanzar su merecido reconocimiento.  Alentado por Jorge Álvarez, productor de Music Hall, Pappo decide formar “Pappo’s Blues”  banda que lo instaló como un verdadero ícono del rock nacional. Acompañado de David Lebon en bajo y Black Amaya en batería, Pappo’s Blues grabó nueve discos de estudio, en lo que se pueden escuchar temas como, “El viejo”, “El hombre suburbano”, “Desconfío de la vida”, “Blues de Santa Fe”, “Sucio y desprolijo”, entre otros tantos éxitos. 

A pesar de su aspecto, “El carpo” era un hombre gracioso y de buen corazón. “Era un nene grande. Tenía su carácter, mejor que no se enojara. Era una persona que tenía una chispa. Tenía mucho carisma, nunca te aburrías con él”, decía su hermana Liliana en un entrevista para un especial de televisión. 

Sin embargo, Héctor Starc amigo de la infancia confesó en la misma entrevista: “Yo era amigo de Norberto Napolitano, no de Pappo. Pappo era otra cosa, era para la gente, las minitas, la noche y Norberto Napolitano era otra persona. Creo que Pappo mató a Norberto Napolitano”.

A pesar de su personalidad, su aspecto y sus acciones. A pesar de haber tenido dos caras. Una, ese tipo frío, directo y de pocas pulgas. La otra, un tipo comprensivo, gracioso y cariñoso. A pesar de todo,  Norberto Aníbal Napolitano no solo dejó un fantástico legado musical, sino también un hermoso recuerdo de un hombre que nunca se vendió, que siempre fue de frente y que jamás dejó de amar el rock y el blues.